En cuanto llegué el domingo
Me levantare temprano,
Me dirijo hacia el potrero
Y enlazo mi potro cano,
Quiero estrenar de un galápago
Y un freno venezolano,
Pinturearle mi caballo
A la mujer que tanto amo.
Hacheando la travesía
En partes corro el caballo,
Me silbo unos pasajitos
De Quintero y Juan Fernando,
Le compongo un puerto infantes
Sobre este terreno plano,
Con le mandador que llevo
Macheteare un cachicamo.
Y pasando el chaparral,
El chaparral ya cerca del vecindario
Se oye un perrito latir,
Como que siente mis pasos
Ya se ve un humo azulito,
Y relincha mi caballo
Parece que conociera,
El sentimiento de su amo.
Así llevo varios meses,
Y varios viajes en inviernos y en veranos,
Soportando esos plagueros,
Matando zancudo y tábanos,
Pero hoy ya vengo dispuesto,
Resuelto a pedir la mano
Quien quita, y se me concedan,
Amores de caño a caño.
Después de tomarme un tinto,
Y con el suegro charlamos,
Hablamos de todo un poco
De potros y de orejanos,
De unos gallos canagüey
Que son rápidos trujanos
Le digo mire compita,
A lo que vinimos vamos.
Yo quiero que esa muchacha,
Ella, la flor de mi llano,
Salga conmigo a mi fundo
En ancas del potro cano,
Pero antes de terminar,
Me interrumpió mi paisano,
A ella me la deja quieta
Porque se encuentra estudiando.
Respeto su decisión,
Hay paisanito sintiendo un golpe muy bajo
Mientras la suegra decía
Entre dientes murmurando,
Que bien porque ese coplero,
Yo lo masco y no lo paso
Quédese en la cosa del guya
Y ella por halla en villavo.
Por la tarde en el tranquero,
Mi muchachita con mi cautrico en la mano,
Suelto suspiros al aire,
Lagrimosos imaginando,
De que un gomelo mechudo
Ya la estará enamorando,
Mientras yo sigo esperándola
Aquí en la costa del caño.
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