Me lo dijo un amigo, con lágrimas en los ojos,
No sé si podrás perdonarme por lo que te diré,
Tu linda esposa, juega contigo,
Tiene un amor, bien escondido,
Y de inmediato ofendido,
Defendí su honor, contra ese amigo,
No lo podía creer, no lo quería creer.
Pero un día, me agarró la seguridad,
Y te seguí en tus paseos, y fue un dolor tan grande,
Cuando lo comprobé.
Arrodíllate, ante Dios, ante Dios
Y báñate de agua bendita,
Porque tú y yo juramos,
Fidelidad infinita,
Arrodíllate y pídeme por favor,
Que no me valla,
Hazme una escena enamorada,
Para quedar ante los niños
Como el canalla,
Para que nunca puedan
Reprocharte nada. (BIS)
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