Dicen por ahí que los hombres son iguales
Que son cortados con una misma tijera,
Yo no sabía hasta que el negro Morales,
Hace dos meses se fue con una cualquiera.
Con dolor y sentimiento le recogí la trapera,
Y dentro de un saco de urea se los javingue pa’ fuera
Con un machete en la mano gritándole que se fuera,
Diciendo pa’ mis adentro se muriera se muriera.
Me dijo que este rancho es de él y de su compañera
Aquí traigo una morocha con dos conchas ganaderas,
Una va ser para él y la otra para la traicionera,
Pa’ que sepa lo que vale un Guerrero en su trinchera.
Mi corazón me está dando una cueriza,
Y los recuerdos me están cayendo a madera,
De boca en boca anda el guayabo de Elisa,
Pero hasta hoy lloro las lágrimas verdaderas.
Porque hoy me sumo compai una juma tempranera,
Y un grabador que no escampe a Guerrero y Juan Herrera,
Y yo borracha tumbando peretos de la platera,
Pateando cuanta piroca me tome la delantera.
Amanecerá y veremos quemo el rancho y carretera,
Puedo aguantar una barriga un año de hambre o madera,
Pero no andar por la calle luciendo una caramera,
Vaya que lo lamba un gato que un nuevo amor a mí me espera.
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