Letra de la caída del rancho viejo
Por la casa montonera de los González Herrera
ya mis ojos no la ven, sentí que me cruzó un gancho
el alma cuando vio el rancho debajo de un terraplén
y el pescuezo de un requinto sosteniendo un comején.
Me quedé un rato confuso y unos recuerdos intrusos
me tomaron de rehén, porque un día mi madre puso
la lámpara a unos lechuzos que con luz y que no ven,
lloré cuando vi el mechuzo todavía con kerosene.
Encontré en el poco e’ tierra por debajo de un sartén,
una foto de mi padre donde apenitas se ven
donde juraron amarse y hacer del rancho un Edén,
hoy en día mi madre muerta y mi padre rumbo a cien.
Hoy los muchachos que criaron envejecimos también
y yo voy a estar conforme con los años que me den,
hoy vi que la vida lleva la velocidad de un tren,
y hay que vivirla contento sin ver por donde hubo quién.
Todavía queda la troja con una horqueta floja
donde estaba el cebollín, por debajo del rastrojo
y encima del poco de hojas una manta de arestín,
mi alma igual que el piazo de troja guindándome de un tilín.
Cayó la muralla china, cayó el puente de Argentina
cayó el muro de Berlín, y no va a caer mi rancho
que lo sostenían tres ganchos con cien años de trajín
nada es eterno en la vida, tenía razón Benjamín.
Adiós rancho sabanero, me está matando tu fin,
polillitas del soguero conviertan en aserrín
a la silla y el suadero que está en el troncón de mí,
pa’ no recordar el jovero manoseándole la crin.
Los que me miren mañana de sombrero y de blue jean
pensarán más bien que soy orgulloso y patiquín,
si supieran que yo vengo de esas tres planchas de zinc,
olorosas con el jumo que salía del camarín.
Vídeo de la canción la caída del rancho viejo – Juan Herrera
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