Letra de A la mujer calaboceña
Para cantarle a la mujer Calaboceña
robé al camino un arrendajo cantor,
un turpial madrugador
de esos bien serénatelos,
y me traje hasta un jilguero
que canta de lo mejor.
Un periquito ladino
y un lorito trovador,
cantante y compositor
un carrao del alto Apure,
y además traje un Chuchube
de la tierra de Falcón.
Pa’ estimular a la mujer Calaboceña
traje un manojo de flores Venezolanas,
azucenas perfumadas lirios pompones y rosas
y un ramillete de hermosas orquídeas de la Guayana.
Claveles y margaritas
de un rinconcito lejano,
del oriente soberano
traje nardos y gladiolas,
campanilla y flor de bora
de los confines del llano.
Para querer a la mujer Calaboceña
traje mi pecho abierto de par en par,
una prosa natural y un sentimiento bonito
todo mi amor en un grito pletórico de bondad.
Un corazón querendón
resuelto para el querer,
esperando a la mujer
que merezca ser mi dueña,
tierna y buena compañera
que cumpla con su deber.
A Calabozo con respeto me dirijo
hoy que la vida me dio esta oportunidad,
de dejarles mi humildad plasmada en notas viajeras
y una copla sabanera curtida de inmensidad.
Una canoa de bondad
en el rió de los recuerdos,
mi canto noble y fraterno
de sentimiento latente,
a Calabozo y su gente
orgullo de los llaneros.
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