Llego el verano, a la llanura de mi alma,
Murieron todas las reses del sentimiento,
Porque los soles de tu traición infinita,
Secaron todo el llano que cargo adentro,
Bajo esta el rio, no hay agua en los bebederos,
Y las algunas son caminos polvorientos,
No hay ave alegre, ni retozando cerreros
De algún posito donde saciaron sediento,
Se chamuscaron los árboles en la mata
Ya no se mueven porque hay pereza en el viento,
Los pajonales crecieron y se secaron
Y una candela viene gritando un lamento.
Llego el verano, a la llanura de mi alma,
Ya nunca llueve por mi corazón adentro,
Y aunque este rota la tierra de tanta ausencia,
De los veranos siempre llegan los inviernos,
Y cuando caigan e amor, las primeras lluvias,
Como caballos, vendrá un atajo de besos,
Y cuando canten, al rebaño los arrieros,
Mi corazón recuperará su aliento,
Y será fértil el verdor de la sabana,
Cuando despierte la espiga de un sentimiento,
Y un nuevo amor me retoñará en el alma
Y en la distancia me harán llorar los recuerdos.