Ponme la mano en el pecho
Para que caigas en cuenta,
Del amor grande y bonito,
Que está tocando a tu puerta,
Esperando de por Dios,
Que algún día te compadezcas,
De un corazón amoroso
Que reclama tu presencia.
Gracias le doy a cupido,
Por herirme con su flecha,
Gracias también a tus padres,
Y a la gran naturaleza
Por colmarte de virtudes,
Cual símbolo de pureza,
Con un encanto de luna
Y un donaire de princesa.
Dame tu amor, mujer que lo necesito,
Del mismo modo ya tendrás tu recompensa,
Dámelo todo, que no se te olvide nada,
Tendrás a cambio mi honestidad y franqueza,
Unidos al gran cariño
En honor a tu grandeza,
Dame la prueba de tu amor con un besito,
Tan esquisto de tu boquita de fresa,
Puedo llevarte a un mundo maravilloso,
Donde los hechos, valgan más que las promesas,
Y serás mi compañera
Hasta el fin de mi existencia.
Siempre pedí a mi diosito,
Que iluminara mis días,
Con su amor y su bondad,
Con su gran sabiduría,
Le pedí que me llevara,
Por su senda de alegría,
A conocer el rebaño
De su gran filosofía.
Tuve paciencia y de nuevo,
Aguarde sin ironía,
Todo lo bello del mundo
En absoluta armonía,
Me despoje el corazón,
Del miedo y la cobardía,
En bebida la ilusión
De mi hermosa fantasía.
Gracias a Dios, no me canso de decirlo,
Eres el rayo de luz, que siempre me guía,
En él me apoyo, para escribir mis canciones,
Que son plegaria de alabanza y poesía,
Vivencia y sentimientos
De la propia vida mía,
Dame tu amor, que me hace tanta falta,
Mi corazón necesita compañía,
Lo tengo todo, pero si me faltas tú,
Mi gran riqueza, de nada me serviría,
Tenerte conmigo siempre
Es lo que mi pecho ansia.