Son las cuatro de la mañana,
Ya pego de la sabana la brisita en el mosquitero,
Se oyen gritos en la zona,
Y ya se siente el aroma
De un cafecito cerrero.
Por allá en un caserío,
Canta un gallo pasionero,
Anunciando en su cantío
Que hay que dejar el templero,
Chimo y café pal frio,
Y a tu labor jornalero,
Cuando el tropel del atajo
Pasa por el paradero
Se escucha un carrao abajo,
Y se me espeluca el cuero,
Y digo llano carajo
No sabes cuánto te quiero.
Con los lebrunos del día,
Le enviste a la lejanía,
Caballo soga y soguero,
Hacia los lejanos montes,
Donde el toro de cogote
No conoce madrinero.
En la tarde la peonada,
Cuentan hazañas que hicieron,
Mientras que, en una enramada,
Se oye un cuatro bullanguero,
Y el sol se pierde en la nada,
Enrojeciendo el sendero,
Por eso de esta manera
Padre Santo te reitero,
Que el día que este negro muera
Sea bregando un toro fiero,
Y si de nuevo naciera,
Quisiera nacer llanero.
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