La Rubiera – Jose Romero Bello – «Letra y cancion»

Mata de la altamirera
donde empieza la leyenda,
para que ustedes me entiendan
va la explicación primera,
pongo rumbo y primavera
me dirijo hacia Cazorla
pasaré por panta sola,
El caballo y La quesera
sigo la marcha viajera
y caminaré de día,
se  alarga la travesía
para entrar a la Rubiera.

Dicen que fue el Sr. Rubio
que compró esa fundación,
no había mucho cimarrón
cuando empezó ese negocio,
y la señora y el socio
el hijo y el capataz,
los otros iban detrás
haciéndole ver la cosa,
la tarea tan peligrosa
que se comenta jamás.

Primero compro una vaca
y un toro negro azabache
ahí fue que empezó el despache,
a la orilla de una mata
cantaba una paraulata
y empezó la sepultura
en medio de la llanura,
vivos los echó a los dos
y sin permiso de Dios
me parece una locura.

Compró una yegua orejana
y un caballo negro tinto
y siempre seria distinto,
enterrar en la sabana
siguiendo ley soberana
la que impuso Lucifer,
para conseguir con él
morocotas a montones
rebaños de cimarrones,
y hatajos de corcel.

Enterró un par de venados
y dos borricos también
dos perros de quien a quien,
dos gatos negros vendados
dos alcaraván rayado,
y enterró dos patos reales
y así muchos animales,
todos enterrados vivos
los compromisos cumplidos
tenían que ser muy cabales.

Así empezó la Rubiera
A prosperar de momento
Porque ya ese testamento,
Se escucha por vez primera
El alerta mas certera
La historia mas descalabro,
Ese pacto con el Diablo
De un hombre tan ambicioso,
a ser rico y poderoso
Sin importarle aquel cuadro.

Cuentan los mismos peones
Que cuando iba a sabanear,
Que no se podían gritar
En ningunas condiciones,
Donde hubieran de a montones
solo menos que podían,
Porque se oía que venían
Gritandole de otra parte,
sigue que voy a encontrarte
otra voz entremetia.

Así seguía la porfía
Y nunca veían al otro
Salia corriendo en su potro,
Y el peón desaparecía
Era el diablo que quería,
Llevarse hombres inocentes
Y hubieron muchos valientes
Que todavía están perdidos,
En los palmares dormidos
De la Rubiera indolente.

El capitán del infierno
Se portó buen caporal,
Hizo un hermoso corral
Para que el esclavo eterno,
El dueño de los avernos
Hizo en menos de una noche,
De corazón de alcornoque
Traído de su región,
Eso causó admiración
Ver el diablo en este boche.

Y aquí termina señores
Esta famosa leyenda,
Que en mis tiempos de contienda
Se suscitó en la Rubiera,
Es una historia cualquiera
Donde triunfó Lucifer,
que por un grandioso saber
En una noche llanera.

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