Viendo que me estoy muriendo
esposa mía tu me sigues maltratando,
quisiera saber porqué
si nada te estoy negando.
Nunca me porté tan mal
esposa mía pa’,
merecer de tus labios
la mas cruda maldición
para verme agonizando.
De donde sacas
tanta fuerza para odiarme,
es increíble
como te estas comportando.
Hoy te niego la razón
no tienes buen corazón,
claro lo estás demostrando.
Porqué te empeñasen destruir al que un día
puso alegría,
en tu cielo tan nublado.
Yo disipé las angustiasen tus mañanas
tan mustias y hoy me estás martirizando,
La suerte me abandonó.
Precisamente
aquél día en que nos casamos ,
y voló cual golondrina
dejándome solitario.
De inmediato comprendí
esposa mía lo que allí estaba pasando,
mi dicha murió al nacer
tus caprichos la mataron.
Cuanto dolor
será la cuota de un hombre,
que ha de pagar
por haberse resbalado yo pienso que la saldé,
mas bien creo que me pasé
por confiarme demasiado.